Crece el rechazo al Museo Nacional Olmeca; quieren borrar a Pellicer con concreto

por admin

🔷Desde diversas trincheras, la sociedad civil se pronuncia en contra de la mega obra, por atentar contra el patrimonio cultural y el medio ambiente, pero sobre todo, por el despilfarro de recursos, cuando hay otra necesidades apremiantes que atender, como es el caso del sector salud que se encuentra en la lona

🔷No es una sola voz, son miles, y tampoco es un falso debate protagonizado por la derecha o por supuestos ambientalistas o defensores de la cultura, como los descalifica el gobierno

 

#Villahermosa || El anuncio de que el Gobierno del Estado y autoridades federales construirán el primer museo nacional del país en más de seis décadas, justo en la zona del Parque Museo La Venta y el parque Tomás Garrido Canabal, ha encendido el debate público: mientras las autoridades lo presentan como un logro histórico, ambientalistas, artistas, académicos y cientos de ciudadanos lo consideran un acto de despojo cultural, ecológico y un despilfarro millonario disfrazado de modernidad.

 

La indignación se desbordó en redes sociales, donde el proyecto ha sido calificado como “una ofensa a Carlos Pellicer”, “una imposición disfrazada de progreso” y “un atentado contra uno de los últimos pulmones vivos de Villahermosa”. Para muchos, lo que está en juego no es sólo un museo, sino el alma de un espacio que durante décadas ha sido refugio natural, educativo y espiritual de generaciones de tabasqueños.

 

Pese a la crítica social creciente, el Gobierno del Estado ha sostenido su intención de edificar el Museo Nacional Olmeca en una superficie de 14 mil 700 metros cuadrados. El plan contempla la fusión de elementos del actual Parque Museo La Venta con una nueva infraestructura diseñada por TEN Arquitectos, fuereños al fin, bajo la dirección de Enrique Norten. El argumento oficial: construir un legado que exalte a la cultura madre.

 

🔴OBRA FARÓNICA🔴

Pero para la ciudadanía, lo que se pretende levantar es una obra faraónica sin diagnóstico ambiental, sin estudios técnicos públicos y sin una verdadera consulta social. “¿A quién se le ocurrió gastar millones de pesos para destruir un museo vivo y reemplazarlo con concreto?”, cuestionan. “Esto no es desarrollo, es despojo”, resumen.

A decir del propio Norten, el proyecto busca albergar piezas emblemáticas descubiertas en La Venta, Huimanguillo, entre ellas cabezas colosales, altares y estelas que representan la cosmovisión olmeca. Pero críticos han señalado que muchas de esas piezas ya se encuentran resguardadas en el propio parque, en el Museo Regional de Antropología Carlos Pellicer, e incluso en instituciones nacionales. ¿Entonces cuál es el verdadero fondo del proyecto?, se preguntan ciudadanos.

Las cifras revelan un contraste incómodo: mientras hospitales carecen de insumos y las escuelas rurales luchan por techos, baños o bancas, el gobierno estatal prioriza una obra cultural que podría costar cientos de millones de pesos. Es una falta de sensibilidad social gastar tanto en algo que no pidió nadie, señalan.

 

Aun cuando las autoridades aseguran que se respetará la biodiversidad y el entorno de la Laguna de las Ilusiones, activistas ambientales han alertado sobre el riesgo de alterar el equilibrio ecológico. “No hay forma de construir en esa zona sin impacto ambiental. Decir lo contrario es mentirle a la gente”, advierten al convocar a movilizaciones pacíficas para exigir que se detenga el proyecto.

 

El Gobierno del Estado y el INAH han presentado el museo como el primero de carácter nacional que se construiría en el país desde 1964. Sin embargo, especialistas consideran que esa narrativa es sólo una cortina de humo. “Un museo no es nacional por decreto. Es nacional cuando responde a una política cultural incluyente, diversa y participativa, no cuando nace desde el poder y se impone sin diálogo”.

 

La figura de Carlos Pellicer resuena como símbolo de resistencia. Su idea original —la de un museo sin muros, abierto a la selva, al agua, al silencio y al asombro— corre el riesgo de ser borrada por un concepto que privilegia el espectáculo arquitectónico sobre el alma poética del espacio. “Esto no es un homenaje, es una traición”, afirman quienes han comenzado a organizar foros y mesas de análisis para defender el legado del poeta.

 

Se estima que algunos diputados alcen la voz para exigir transparencia y rendición de cuentas sobre el destino del presupuesto destinado a esta obra. Mientras tanto, la sociedad civil se articula para defender uno de los espacios más amados de Villahermosa. Porque el museo ya existe, y está vivo. Y hoy, más que nunca, reclama ser defendido y rehabilitado.

 

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